No te tapes la boca con la mano al toser o estornudar: este es el gesto correcto para no contagiar

El acto de toser o estornudar en público ha sido, durante siglos, una fuente significativa de preocupación para la salud, sobre todo en temporadas de alta transmisión de enfermedades como la gripe o el resfriado común. Tradicionalmente se ha enseñado a cubrirse la boca con la mano como muestra de buena educación y respeto por los demás. Sin embargo, este gesto tan arraigado está lejos de ser el método más eficaz —y, de hecho, puede contribuir peligrosamente a la expansión de infecciones respiratorias.

Los riesgos del gesto tradicional: por qué la mano no es la barrera adecuada

Cubrir la boca con la mano al toser o estornudar aumenta el riesgo de contagio de virus como la gripe o el resfriado. Al hacerlo, las gotitas cargadas de microorganismos se depositan en la palma y los dedos. Después, cualquier superficie o persona que toquemos, como un pomo de puerta, la mesa o incluso el rostro, puede verse afectada por esos microorganismos, facilitando su transmisión a través del contacto indirecto. Se ha demostrado que un simple apretón de manos puede ser suficiente para propagar estos virus a otras personas o incluso a nosotros mismos si nos tocamos los ojos, la nariz o la boca posteriormente.

Un estudio realizado por la Universidad de Otago evidenció que menos del 5% de la población cubre su boca y nariz utilizando los métodos recomendados por las autoridades sanitarias, y cerca de una de cada cuatro personas ni siquiera lo hace. Estos datos alertan sobre la urgencia de instaurar buenos hábitos de higiene respiratoria, sobre todo en espacios públicos o concurridos.

El gesto correcto: la barrera del codo y el pañuelo desechable

Para evitar la diseminación de virus y bacterias, las principales organizaciones sanitarias recomiendan dos métodos eficaces:

  • Usar un pañuelo desechable: Cúbrase la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar. Tras su uso, deséchelo inmediatamente y lávese las manos.
  • Toser o estornudar en el pliegue del codo o en la parte superior de la manga, si no se dispone de pañuelo: Esta zona raramente entra en contacto con otras personas u objetos, reduciendo así la posibilidad de contagio indirecto mediante superficies compartidas.

Ambas opciones previenen la transmisión aérea e indirecta, ya que evitan que las manos sirvan de vehículo intermediario para los patógenos. Este gesto no solo es más higiénico, sino también más considerado con el entorno social.

Claves para romper la cadena de contagios

La correcta higiene respiratoria implica más que solo saber cómo cubrirse la boca al toser o estornudar. A continuación, se detallan prácticas adicionales que refuerzan la prevención:

  • Lávese las manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente después de toser, estornudar o desechar un pañuelo. Un mínimo de 20 segundos es recomendable.
  • Si no puede lavarse las manos, use un desinfectante a base de alcohol con al menos un 70% de concentración.
  • Evite el contacto cercano cuando esté enfermo: limite los besos, el saludo con la mano y los abrazos.
  • Aléjese de las personas antes de toser o estornudar, en la medida de lo posible, y mantenga una distancia mínima de dos metros en ambientes con posibles contagios.
  • Recuerde tirar el pañuelo a la basura tras su uso, no reutilizarlo ni guardarlo en el bolsillo.

Impacto social y cultural del cambio de hábito

Modificar una costumbre tan interiorizada como cubrirse la boca con la mano puede generar cierta resistencia social o sensación de incomodidad inicial. Sin embargo, la comprensión científica y la evidencia acumulada dejan claro que la salud pública debe prevalecer sobre la tradición. Es necesario normalizar el nuevo gesto en entornos familiares, escolares y laborales. Promover este hábito entre niños y adultos resultará en una disminución significativa de los contagios de infecciones respiratorias, reduciendo la sobrecarga en los sistemas de salud y las bajas laborales y escolares.

Las campañas de educación sanitaria, el ejemplo de figuras públicas y el recordatorio constante en espacios públicos han mostrado eficacia en otros países a la hora de instaurar este buen hábito. Integrar estas pautas de la higiene respiratoria debería ser una prioridad, sobre todo en estaciones de alta incidencia de enfermedades transmitidas por el aire. Además, incluir la formación sobre estos gestos en los programas educativos es clave para asegurar generaciones más conscientes y preparadas.

Importancia global y referencias técnicas

El debate sobre la forma correcta de cubrirse al toser o estornudar no es exclusivo de una sola región, sino que trasciende fronteras. Autoridades internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) coinciden en la necesidad de adoptar el gesto del codo o emplear pañuelos desechables como barreras eficaces contra la propagación de enfermedades infecciosas. Este cambio de hábito adquiere especial relevancia ante la amenaza de pandemias y enfermedades respiratorias emergentes, como la gripe o el COVID-19.

Adoptar el gesto idóneo es, en definitiva, una responsabilidad individual con repercusiones colectivas. Garantizar la protección propia y la del entorno no solo es cuestión de cortesía, sino de compromiso con la salud pública.

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